Las industrias, clasificadas como una de las actividades principales generadoras de agentes contaminantes, requieren de la supervisión rigurosa y continua de los asuntos ambientales para poder evitar, controlar, prevenir y minimizar la afectación de los recursos naturales y comunidades. El no control de estas actividades conlleva a la contaminación de seres vivos y destrucción del ambiente, produciendo enfermedades irreversibles, disminución y extinción de especies, entre otros, debido a la contaminación sistemática del suelo, cuerpos de agua y atmósfera, lo cual disminuye la calidad y bienestar de todo ser vivo, incluyendo la del hombre.
Estos temas de regulaciones a las industrias llevan años gestándose a nivel nacional como internacional, pero es a partir del año 1994 cuando Argentina incorpora los temas ambientales dentro de su Constitución y, genera así, la Ley General del Ambiente (Ley de Presupuestos Mínimos) en el año 2002. Estableciéndose, de esta manera, las obligaciones mínimas de toda empresa y persona que afecten al medio ambiente.
En líneas generales, una industria puede generar:
Sumado al consumo de recursos naturales constante para suministrar y tener en pie las actividades de la empresa.
Todas las industrias requieren llevar a cabo una gestión ambiental integral, que contemple el cumplimiento de legislación ambiental vigente (matriz de cumplimiento, permisos, habilitaciones y certificados) junto con el control de los impactos ambientales y sociales (medidas in situ) para cada una de las actividades de la empresa, contratando a personal capacitado y especialista en el tema ambiental que pueda brindar soluciones rápidas, factibles e idóneas que promuevan la prevención y mitigación de los efectos negativos de sus procesos.